Traza Traza

Manu Bauzá

Cofundador de Traza

Fecha:

diciembre 2024

Duración: 5 min

Entrevistador / a: Alfons Pich

Texto: Alfons Pich

La industria del mueble tiene el reto de redirigirse hacia una servitización, no enfocarse tanto en la fabricación y venta sino en facturar por ofrecer un servicio de reparación o modificación/adaptación de su producto. 

Traza

Foto:Manu de León

¿Qué es Traza y de dónde surge la inspiración para arrancar con el proyecto?

Traza es más que una distribuidora, asesoramos gestionamos un proceso de cambio de equipamiento desde un punto de vista ético y sostenible.

La inspiración para su creación surge de la inquietud y la curiosidad de entender más sobre la selección de mobiliario y cómo podemos impactar de manera positiva con nuestras decisiones. Nos dimos cuenta que como diseñadores tenemos un bagaje que podíamos compartir con clientes y proyectistas que se embarcaban en un proceso de reforma o compra de mobiliario.

Con tus años de experiencia como diseñador de interiores, ¿cuáles crees que son los retos a los que se enfrenta la industria ahora?

Hay exceso por todos lados, no paran de surgir nuevas marcas, nuevos diseños, nuevas tendencias, hay saturación del mercado y a su vez no paran de morir proyectos que acaban de ver la luz, en el camino hay un desgaste humano y material sin precedentes en medio de una crisis climática que muchos no acaban de creerse.

La industria del mueble tiene el reto de redirigirse hacia una servitización, no enfocarse tanto en la fabricación y venta sino en facturar por ofrecer un servicio de reparación o modificación/adaptación de su producto. Ya no sólo se trata de fabricar, sino de dar un servicio una vez el producto requiere actualizarse, la industria no puede enfocarse en la fabricación y desentenderse del problema que están creando. La trazabilidad de los materiales, centros de fabricación, cadena de suministros, packaging… se hace imprescindible si queremos caminar hacia un consumo consciente. A nivel económico, encontrar este equilibrio será crucial, aquí el mercado marcará el ritmo en la transición de priorizar el servicio ante lo material.

Aquí los proyectistas (diseñadores y arquitectos) también tienen mucho que decir, implantando proyectos circulares, conscientes de que hacer un proyecto tiene que priorizar no tirar lo existente e integrarlo en su propuesta. Tanto la industria como los proyectistas tienen que hacer un esfuerzo por el bien común, no queda otra vía.

¿Cuál es el enfoque de diseño que caracteriza una ‘selección Traza’?

Una selección Traza es un delicado equilibrio entre una selección estética, funcional, ética y sostenible para el espacio que se tiene que prescribir.

Conseguir este punto sería muy difícil si no tuviéramos toda la experiencia como diseñadores y como gestores de compraventa a lo largo de más de 12 años.

Estamos trabajando para que nuestra selección sea un referente en cuanto a la creación de proyectos circulares de interiorismo y arquitectura. Esperamos a que en un futuro cercano podamos participar en proyectos regenerativos y nuestras acciones sumen al entorno. Tiempo al tiempo.

¿Qué criterio seguís para la selección de las marcas y proveedores con los que trabajáis?

Como diseñadores no podemos ocultar que la vertiente estética sigue jugando un papel fundamental, pero lo que priorizamos son nuestros criterios Traza en base a lo que las marcas hacen a nivel de ESG/RSC y en términos de fabricación y certificaciones. Una vez nos garantizan estos criterios ahí entramos en su estética y precio.

Trabajamos con cada vez más marcas y las ubicamos según nuestros criterios con mayor o menor nota. Este coeficiente es el que nos hace de guía para priorizar unas marcas ante otras en el momento de hacer una prescripción de miobiliario.

Tras unos meses en el mercado, ¿cuál es la acogida que estáis encontrando a vuestras propuestas? ¿Existe resistencia al cambio?

Lo que sabemos es que existe la necesidad en el mercado, de una selección de equipamiento más ético y sostenible, y estamos coincidiendo con clientes que llevan tiempo buscando un colaborador como Traza, pero aún no son la mayoría.

Nos encontramos con una industria cada vez más sensibilizada pero con un mercado que se sensibiliza a un ritmo más lento, al menos en España. Diría que esta es la resistencia al cambio, pensar que sea una opción no entrar en propuestas que vean más allá del precio y la estética, el tiempo nos irá dando la razón.

¿Cómo valoráis fenómenos como el greenwashing o incluso algo más novedoso como el greenhushing?

No siempre son buenas intenciones el subirse al carro de la sostenibilidad, el problema viene cuando se vende una realidad que no es para tapar una mala práctica de fondo de muchas empresas. Este es el caso del greenwashing.

También soy realista y no siempre podemos ser lo puristas que nos gustaría, el tema de la sostenibilidad es un proceso, una prueba y error, y la perfección no existe, quiero pensar que muchos caen más en el greenwishing donde hay la intención pero se pueden ver abrumados ante el trabajo de hacerlo realidad.

Respecto al greenhushing yo mismo lo he padecido ante posibles clientes que comentan que a sus compradores no les interesa más allá del precio y la estética. En este punto nuestro discurso en cuanto a ética y sostenibilidad no será prioritario, pero eso no quiere decir que queramos esconderlo, sino ser consciente que esos posibles clientes se darán cuenta tarde o temprano, y que quizás ahora no están preparados para que sea la fuerza de elección. Paciencia.

¿Y el impacto de la tecnología? Parece que la inteligencia artificial va a ser omnipresente a lo largo del próximo año y en todas las industrias. ¿Cómo valoráis su impacto desde Traza?

Como muchas empresas del sector es inevitable que la IA encuentre sitio en nuestro día a día, intentando que sea un soporte que nos ayude a elevar nuestras propias virtudes, no a sustituirlas. Esto será tanto en el campo de la gestión empresarial, márketing, diseño y data.

Estamos aun buscando la manera que la IA pueda ayudarnos a la gestión de toda la Data que tenemos de las marcas y podamos ser más eficaces y comunicarlo a nuestros clientes y partners de manera concisa y breve. Aquí la IA será una gran aliada.

Siguiendo con la tecnología, una de las grandes inquietudes de la industria es cómo se introducirá el pasaporte digital y cómo afectará a la trazabilidad de los productos. ¿Cuál es vuestra opinión al respecto?

El pasaporte digital ayudará a la trazabilidad y a la accesibilidad de la información de cada producto. Nuestra opinión es que hay que gestionar esa información para que los clientes puedan tenerla a mano y de fácil manejo, si tienes un edificio donde tenemos 200 referencias de mobiliario, cada una con su pasaporte digital a modo de QR o similar ¿cómo centralizamos toda esa Data para un posterior mantenimiento, reemplazo, manual de uso, durabilidad…?

En Traza estamos comenzando a ver cómo tratar toda esta información desde BIM para que una única herramienta pueda darnos la información que necesitamos tanto del edificio como de su equipamiento.

Dado que nos acercamos al final del año, ¿podrías destacar tres tendencias a tener en cuenta sobre muebles y sostenibilidad de cara a 2025?

Tres tendencias:

Lo sostenible no tiene por qué verse upcycling.

Los procesos a la vista. Aceptar el resultado de un proceso de fabricación como estética final.

No sólo el producto, sino el storytelling de su trazabilidad es importante. De dónde vienen, por qué se hizo de esa manera, hubo alguna intención en su concepción.

Siempre preguntamos por la conexión personal de nuestros entrevistados con la naturaleza y cómo esta influye en su práctica profesional. ¿Cómo lo hace en tu caso?

Es mi medicina. Mis caminatas por días en la naturaleza son lo que me equilibra a nivel físico y emocional, me permite sobrellevar situaciones personales y profesionales que de otra manera no me vería capaz de sostener.

En mi práctica profesional me he visto en el deber de pensar cómo puedo preservar lo que la naturaleza nos da. No podía pensar que con mi trabajo y práctica profesional estaba fomentando su destrucción.

¿Qué es Traza y de dónde surge la inspiración para arrancar con el proyecto?

Traza es más que una distribuidora, asesoramos gestionamos un proceso de cambio de equipamiento desde un punto de vista ético y sostenible.

La inspiración para su creación surge de la inquietud y la curiosidad de entender más sobre la selección de mobiliario y cómo podemos impactar de manera positiva con nuestras decisiones. Nos dimos cuenta que como diseñadores tenemos un bagaje que podíamos compartir con clientes y proyectistas que se embarcaban en un proceso de reforma o compra de mobiliario.

Con tus años de experiencia como diseñador de interiores, ¿cuáles crees que son los retos a los que se enfrenta la industria ahora?

Hay exceso por todos lados, no paran de surgir nuevas marcas, nuevos diseños, nuevas tendencias, hay saturación del mercado y a su vez no paran de morir proyectos que acaban de ver la luz, en el camino hay un desgaste humano y material sin precedentes en medio de una crisis climática que muchos no acaban de creerse.

La industria del mueble tiene el reto de redirigirse hacia una servitización, no enfocarse tanto en la fabricación y venta sino en facturar por ofrecer un servicio de reparación o modificación/adaptación de su producto. Ya no sólo se trata de fabricar, sino de dar un servicio una vez el producto requiere actualizarse, la industria no puede enfocarse en la fabricación y desentenderse del problema que están creando. La trazabilidad de los materiales, centros de fabricación, cadena de suministros, packaging… se hace imprescindible si queremos caminar hacia un consumo consciente. A nivel económico, encontrar este equilibrio será crucial, aquí el mercado marcará el ritmo en la transición de priorizar el servicio ante lo material.

Aquí los proyectistas (diseñadores y arquitectos) también tienen mucho que decir, implantando proyectos circulares, conscientes de que hacer un proyecto tiene que priorizar no tirar lo existente e integrarlo en su propuesta. Tanto la industria como los proyectistas tienen que hacer un esfuerzo por el bien común, no queda otra vía.

¿Cuál es el enfoque de diseño que caracteriza una ‘selección Traza’?

Una selección Traza es un delicado equilibrio entre una selección estética, funcional, ética y sostenible para el espacio que se tiene que prescribir.

Conseguir este punto sería muy difícil si no tuviéramos toda la experiencia como diseñadores y como gestores de compraventa a lo largo de más de 12 años.

Estamos trabajando para que nuestra selección sea un referente en cuanto a la creación de proyectos circulares de interiorismo y arquitectura. Esperamos a que en un futuro cercano podamos participar en proyectos regenerativos y nuestras acciones sumen al entorno. Tiempo al tiempo.

¿Qué criterio seguís para la selección de las marcas y proveedores con los que trabajáis?

Como diseñadores no podemos ocultar que la vertiente estética sigue jugando un papel fundamental, pero lo que priorizamos son nuestros criterios Traza en base a lo que las marcas hacen a nivel de ESG/RSC y en términos de fabricación y certificaciones. Una vez nos garantizan estos criterios ahí entramos en su estética y precio.

Trabajamos con cada vez más marcas y las ubicamos según nuestros criterios con mayor o menor nota. Este coeficiente es el que nos hace de guía para priorizar unas marcas ante otras en el momento de hacer una prescripción de miobiliario.

Traza

Foto:Manu de León

Tras unos meses en el mercado, ¿cuál es la acogida que estáis encontrando a vuestras propuestas? ¿Existe resistencia al cambio?

Lo que sabemos es que existe la necesidad en el mercado, de una selección de equipamiento más ético y sostenible, y estamos coincidiendo con clientes que llevan tiempo buscando un colaborador como Traza, pero aún no son la mayoría.

Nos encontramos con una industria cada vez más sensibilizada pero con un mercado que se sensibiliza a un ritmo más lento, al menos en España. Diría que esta es la resistencia al cambio, pensar que sea una opción no entrar en propuestas que vean más allá del precio y la estética, el tiempo nos irá dando la razón.

¿Cómo valoráis fenómenos como el greenwashing o incluso algo más novedoso como el greenhushing?

No siempre son buenas intenciones el subirse al carro de la sostenibilidad, el problema viene cuando se vende una realidad que no es para tapar una mala práctica de fondo de muchas empresas. Este es el caso del greenwashing.

También soy realista y no siempre podemos ser lo puristas que nos gustaría, el tema de la sostenibilidad es un proceso, una prueba y error, y la perfección no existe, quiero pensar que muchos caen más en el greenwishing donde hay la intención pero se pueden ver abrumados ante el trabajo de hacerlo realidad.

Respecto al greenhushing yo mismo lo he padecido ante posibles clientes que comentan que a sus compradores no les interesa más allá del precio y la estética. En este punto nuestro discurso en cuanto a ética y sostenibilidad no será prioritario, pero eso no quiere decir que queramos esconderlo, sino ser consciente que esos posibles clientes se darán cuenta tarde o temprano, y que quizás ahora no están preparados para que sea la fuerza de elección. Paciencia.

¿Y el impacto de la tecnología? Parece que la inteligencia artificial va a ser omnipresente a lo largo del próximo año y en todas las industrias. ¿Cómo valoráis su impacto desde Traza?

Como muchas empresas del sector es inevitable que la IA encuentre sitio en nuestro día a día, intentando que sea un soporte que nos ayude a elevar nuestras propias virtudes, no a sustituirlas. Esto será tanto en el campo de la gestión empresarial, márketing, diseño y data.

Estamos aun buscando la manera que la IA pueda ayudarnos a la gestión de toda la Data que tenemos de las marcas y podamos ser más eficaces y comunicarlo a nuestros clientes y partners de manera concisa y breve. Aquí la IA será una gran aliada.

Siguiendo con la tecnología, una de las grandes inquietudes de la industria es cómo se introducirá el pasaporte digital y cómo afectará a la trazabilidad de los productos. ¿Cuál es vuestra opinión al respecto?

El pasaporte digital ayudará a la trazabilidad y a la accesibilidad de la información de cada producto. Nuestra opinión es que hay que gestionar esa información para que los clientes puedan tenerla a mano y de fácil manejo, si tienes un edificio donde tenemos 200 referencias de mobiliario, cada una con su pasaporte digital a modo de QR o similar ¿cómo centralizamos toda esa Data para un posterior mantenimiento, reemplazo, manual de uso, durabilidad…?

En Traza estamos comenzando a ver cómo tratar toda esta información desde BIM para que una única herramienta pueda darnos la información que necesitamos tanto del edificio como de su equipamiento.

Dado que nos acercamos al final del año, ¿podrías destacar tres tendencias a tener en cuenta sobre muebles y sostenibilidad de cara a 2025?

Tres tendencias:

Lo sostenible no tiene por qué verse upcycling.

Los procesos a la vista. Aceptar el resultado de un proceso de fabricación como estética final.

No sólo el producto, sino el storytelling de su trazabilidad es importante. De dónde vienen, por qué se hizo de esa manera, hubo alguna intención en su concepción.

Siempre preguntamos por la conexión personal de nuestros entrevistados con la naturaleza y cómo esta influye en su práctica profesional. ¿Cómo lo hace en tu caso?

Es mi medicina. Mis caminatas por días en la naturaleza son lo que me equilibra a nivel físico y emocional, me permite sobrellevar situaciones personales y profesionales que de otra manera no me vería capaz de sostener.

En mi práctica profesional me he visto en el deber de pensar cómo puedo preservar lo que la naturaleza nos da. No podía pensar que con mi trabajo y práctica profesional estaba fomentando su destrucción.

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La sostenibilidad debería orientarnos a reducir, en primera instancia, la necesidad de consumir recursos energéticos. Solo como último recurso, una vez agotadas las posibilidades de diseño pasivo, deberíamos recurrir a soluciones tecnológicas activas de origen renovable.
La sostenibilidad debería orientarnos a reducir, en primera instancia, la necesidad de consumir recursos energéticos. Solo como último recurso, una vez agotadas las posibilidades de diseño pasivo, deberíamos recurrir a soluciones tecnológicas activas de origen renovable.